...X como excusa o "ponceladas" sobre la tontería...
El autor: https://www.elcomercio.es/sociedad/vivimos-nebulosa-cachopismo-20181230013012-ntvo.html
Reseña:
Sólo a
Pachi Poncela se le podía ocurrir que su personaje bebiera “biterkás”. Ya
puestos a buscar antiguallas o brebajes viejunos podía haber elegido Mirinda,
Cinzano o Fundador. Pero no. Resulta que X bebe biterkás en el bar de Flora y
eso ya es de por sí una declaración de intenciones. No creo que a estas alturas
la empresa le vaya a demandar por asociar la estulticia con una marca en
desuso. Perdón, que X no es “estulto” es simplemente tonto, poseedor de una
tontería llana y generalizada. De hecho, tan generalizada, que no son pocas las
características de esta caricatura que cualquier lector puede identificar sin
gran esfuerzo a su alrededor e incluso (por qué no decirlo) en su interior.
Sin
embargo, X es sólo una excusa. Amparado en un jubilado insignificante, perpetuo
“pasmarote” y en un treintañero confuso (como todos los treintañeros y buena
parte de los que no lo son/somos), Pachi Poncela construye toda una teoría de
la banalidad y de la vida cotidiana a través de una colección de personajes
secundarios asombrosos. Desde la impagable mamá del narrador a Flora (y sus
filosofías cotidianas), pasando por La Gramola, Justo N’Kono, el padre Llaneza,
el doctor Endometrio, el amigo de X, las “novias” publicitarias (Graciela y
Nínive), Pablito el cómplice… Ninguno está puesto porque sí. Todos contribuyen
al discurso, en el que no faltan referencias a antecedentes del autor (la
ópera, la alopecia, el cine…), ni, aunque tal vez un poco (no mucho) más
escondidas referencias “cultas” de altura como aquella en la que parece
encontrarse Machado “La publicidad consiste en no contar una verdad entera,
cuidándote mucho en caer en la mentira.” (Dijiste media verdad. / Diré que
mientes dos veces / si dices la otra mitad) o la más directa a las iconos
filosóficos de los 70 del pasado siglo (Las Grecas) “Habiendo constatado la
pertinencia de su existir, prefiere no pensar, prefiere no sufrir.”
Con
todo, como buen tratado filosófico los capítulos (no numerados) de Te
llamaré X empiezan siempre por “De”. Así, Del continente
(descripción somera del personaje), De la Tontería (excelente taxonomía
de los tontos, donde uno podría encontrar reminiscencias del Discurso sobre
el Hijo de Puta de Alberto Pimenta), Del hogar (dulce hogar, y del
Bar de Flora como sucedáneo), De mamá (que no hay más que una), Del
porvenir (con la v en cursiva en el
original), De la amistad (como necesidad temporal), De la
trascendencia (por contraposición a la intrascendencia), Del amor
(el embaucado y el frustrado) y, por último De la muerte (como fin de
todo, separación de cuerpo y alma (que viene de almacén, Poncela dixit) y
clímax final para cerrar el círculo.
“De la palabra ‘almacén’ referida al inconsciente se deriva la palabra
‘alma’, una forma apocopada que inventó algún escolástico con prisas y que hizo
fortuna en el orbe cristiano.”
“Sin intención de sentar cátedra, digamos que la característica que mejor
defina a los tontos, es que viven envasados al vacío (existencial, por
supuesto).”
“Aunque el tonto concibe la vida como una corriente mansa de rumbo
predecible (…), en determinados momentos necesita comprobar si el rumbo
sostenido es correcto.”
“Habiendo constatado la pertinencia de su existir,
prefiere no pensar, prefiere no sufrir.”
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