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lunes, 24 de agosto de 2020

Svetlana Alexievich - El fin del «Homo sovieticus»

 

...o historias de una patria perdida (?)... renovada (?)...

 

 La autora: https://es.wikipedia.org/wiki/Svetlana_Aleksi%C3%A9vich



Reseña: https://elcultural.com/El-fin-del-Homo-sovieticus

Algunas citas del libro: 

“Muchos vieron en la verdad a un enemigo. Lo mismo que hicieron después con la libertad.”

«Hoy he comprado tres diarios y cada uno cuenta su verdad. ¿Dónde está la verdadera verdad? Antes uno leía el Pravda de buena mañana y ya lo tenía todo claro» 

“La libertad, en fin, es llevar una vida en la que uno no tenga que preocuparse por la libertad. Libertad es normalidad.” 

“Las barricadas no son un buen lugar para un escritor. Son una trampa. En las barricadas la vista se nubla, las pupilas se contraen, los colores se difuminan.” 

«Comunista es aquel que ha leído a Marx; anticomunista es aquel que lo ha comprendido». 

“…ahora nadie tiene tiempo para los sentimientos, porque todo el mundo está ocupado ganando dinero.”

“Yo no necesité de las iglesias mientras tuve fe en el comunismo. Ahora mi mujer me acompaña siempre a la iglesia sólo porque el padre la llama «palomita mía».”

“Las personas con formación humanística no solían ser aceptadas en el Partido, nunca se confió en ellas, desde la época de Lenin, el cual escribió que los intelectuales «no son el cerebro, sino la mierda de la nación».”

“Dar libertad a los rusos es como proporcionar anteojos a una comadreja. Nadie sabe qué hacer con ella…”

“Unas abuelitas de Moscú nos traían de comer: bollos rellenos de carne, patatas calientes que envolvían en toallas. Daban de comer a todo el mundo… Y también a los tanquistas: «Comed, chicos, comed —les animaban—, pero no disparéis, ¿eh? ¿Verdad que no abriréis fuego?».” 

“Lo único que el dinero no puede comprar es tiempo. Puedes suplicarle a Dios cuanto quieras, que no hay remedio. Tienes tu tiempo y ni un minuto más.” 

“El aparato burocrático es una máquina con mucha capacidad de maniobra… Y un gran poder de supervivencia. La burocracia carece de convicciones y principios. Toda la turbia metafísica de los valores le resulta ajena. Lo que importa a los burócratas es conservar sus poltronas eternamente, seguir alimentando la panza. (…) Entre los burócratas sólo se premia la lealtad a ellos mismos y la buena memoria, no olvidar quién es tu amo, ni la mano que te alimenta.” 

“La historia recoge la vida de las ideas. Y no son los hombres quienes la escriben, sino el tiempo. Las verdades que manejan los hombres son como esos clavos en los que cualquiera puede colgar un sombrero.”

“Puede que a los checos les baste con Václav Havel, pero Rusia no necesita un académico Sájarov. ¡Lo que necesita es un zar! ¡El padrecito zar! Llámese secretario general o presidente. Para nosotros será igualmente un zar.”

«¿Por qué han desaparecido los gorros de piel de nutria? Pues porque las nutrias se reproducen con más lentitud que la Nomenklatura».

“El comunismo es como la ley seca: una buena idea que no funciona. Eso dice mi marido…”

“«¿Y qué se te ha perdido a ti en el cementerio?». «Es interesante. Puedes mirar a los ojos a quienes ya no están entre nosotros».”

“La gente siempre necesita creer en algo, sea en Dios o en el progreso de la ciencia, en la química, los polímeros o una razón superior. Ahora creen en el mercado. Bueno, ¿y qué pasará cuando nos hartemos de todo esto?”

“Yo soñaba con que hubiera paz en las chozas y guerra en los palacios. Mis nietos sueñan con ser millonarios.”

“Mi abuela amaba a un chico y sus padres la obligaron a casarse con otro. ¡No le gustaba nada el otro! ¡Nada de nada! Y decidió que cuando el sacerdote preguntara si se estaba casando por propia voluntad diría que no. Pero el sacerdote llegó borracho a la ceremonia y, en lugar de hacerle la pregunta establecida, le dijo: «Tome por esposo a este hombre, que al pobre se le helaron las piernas en la guerra». Y, claro, no pudo hacer otra cosa que casarse. Y la abuela se vio atada toda la vida a mi abuelo, a quien no amó nunca.”

“Ninguna mujer rusa ha podido vivir jamás junto a un hombre normal. Están condenadas a servirles de médicos, a curarlos. Saben que sus hombres son, a medias, héroes y bebés.”

“Según las costumbres abjasias, el tiempo que uno pasa sentado en torno a la mesa con sus invitados no suma en la edad vivida, porque quien está sentado a la mesa bebiendo y entre amigos no pierde tiempo de vida, sino que lo gana.”

“Porque no puede haber grandes verdugos sin la asistencia de los verdugos pequeños…”

“Sin venir a cuento, me confió de repente que su padre no probaba el pescado, porque los peces, eso dijo, podían comer carne humana. Y que si uno arrojaba al mar a un hombre desnudo, en pocos meses no quedaban más que los huesos blanqueados. Blanquísimos…”

“Yo era un soviético de manual y consideraba que adorar el dinero era motivo de vergüenza, que sólo se podían adorar los sueños.”

“Mi hijo nunca será capaz de comprendernos a mí o a mamá, porque no pasó ni un solo día de su vida en la Unión Soviética. Mire, mi hijo, mi madre y yo vivimos en países distintos, aunque Rusia sea la patria de los tres. Y no obstante, nos unen lazos aberrantes. Lazos monstruosos. Todos nos sentimos engañados, de una u otra manera…”

“Circulaba un chiste que decía: «¿A quién hay que ir a ver si uno quiere afiliarse al Partido Comunista?». Y la respuesta: «Al psiquiatra».”

“Leí en algún lugar que el miedo es una forma de amor. Creo que lo dijo Stalin…”

“Las multitudes son monstruos y el hombre que forma parte de una multitud ya ha dejado de ser aquel con el que charlabas en la cocina, bebiendo vodka o té…”

“Es mejor amar a la patria desde lejos…”

“No hay nadie más temible que un idealista…”

“Os puedo asegurar que uno puede vivir bien en Rusia con tal de que no se le ocurra meterse en política.”

“¿Qué sentido tiene cambiar el Gobierno si antes no somos capaces de cambiarnos a nosotros mismos? Yo no creo que los rusos podamos tener una verdadera democracia jamás. Somos un país oriental… Feudal… Un país de popes y no de intelectuales…”

“Éste es el siglo XXI, el siglo del dinero, el sexo y la escopeta de dos cañones… ¡Y usted viene a hablarme de sentimientos!”

“Los que se dedicaban a leer y a soñar que un día podrían volar como la gaviota de Chéjov, fueron sustituidos por quienes no leían libros, pero volaban de verdad.”

“Ahora, pasado el tiempo, sé que el amor es como un negocio, una inversión en la que cada uno asume sus riesgos…”

“Y no, no le temo a la soledad… Yo únicamente le temo a mi dentista…”

«Está bien dormir acompañado, pero la vida hay que vivirla en solitario».

“Un día escuché un sermón del sacerdote en el que decía que cuando alguien ha padecido un dolor muy hondo puede lo mismo acercarse a Dios que alejarse de él, y que si hiciera lo segundo, nadie tendría la potestad para recriminárselo, porque estaría actuando movido por la indignación que siente, por el dolor que ha padecido.”

“Los rusos solemos apoyarnos en tres pilares. En uno se lee: «Quizá». En otro, «Cuidado, no sea que…». Y en el tercero: «Ya se verá».”

“El terrorismo es un poco de gimnasia antes de hacer la revolución…”

“Es la voluntad de Alá… A un pobre siempre lo morderá un perro, aunque vaya en la grupa de un camello…”


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