Mal día
Con el pie izquierdo ayer me levanté
y al rato derramé un kilo de sal.
Estaba claro que todo iba a ir mal,
tenía en la cabeza un no sé qué…
Una taza cargada de café
y a la calle a ganarse otro jornal.
Seguro estoy de que no fue casual
mi fractura de tibia y peroné.
Tropecé y le rompí el espejo a un coche,
que, para más inri era el de mi suegro.
¿Quién colocó allí esa puta escalera?
¡Qué suerte de cenizo…! ¡Qué derroche…!
Se cruzó en mi camino un gato negro…
Para días así… ¡Tocar madera!
© Javier Suárez Pandiello
Tocar madera, por Manolo Tena
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